no me interesan ninguno de ustedes, huéspedes malditos. si lo que esta tierra produce son cadáveres, del otro lado del ataúd y las coronas están los verdaderos cuerpos putrefactos. los puedo ver escudriñando a través de las flores de cementerio y su hedor a muerte cubre la pestilencia de su hálito. las pupilas dilatadas, los ojos desorbitados, verdaderos buitres con la boca espumosa y los buches hambrientos de vísceras y dolor ajeno. pero no les entregaré las mías, así que pueden empezar a comerse a sus propios hijos. por favor comiencen por el más pequeño, ese que está sentado en la banca y no para de chillar. es como un cerdito, rebosante de sebo y lozanía, verdadera paradoja de la imagen de dios. sólo métanle una manzana en la boca y ásenlo ya! engullan sus propios demonios y a mi déjenme los míos, seré perro del hortelano, pero los míos me los como yo.
peso a pesito estiran sus manitos para cobrar lo suyo, y como no se los das, de pedir pasan a abofetar. pero como tienen cataratas, le dan al aire, y terminan espantando las moscas que se les estaban parando sobre la cabeza.
engullan sus propios demonios y a mi déjenme los míos, seré perro del hortelano, pero los míos me los como yo.
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