viernes, 24 de julio de 2009

consideraciones acerca de la plenitud


Y si no siento que me abismo, que sucumbo, entonces cuál es lugar para mi? qué puedo hacer si no vivo padeciendo, qué otra cosa que no sea el dolor me recordará que vivo, por sobre el funcionamiento involuntario de ciertos órganos?


Sentirme saciada me desespera... Es un nuevo vacío… llenable con comida? Con terapias alternativas? Con yoga? Flores de bach? Cuán hacia el oriente tengo que ir para dejar de desear?


El escenario interno de mi deseo ahora tiene nuevos aires, nuevos impulsos estéticos y consideraciones éticas. Se va definiendo, tiene más autonomía, usa su propia escala de grises ahora. Los colores insisten en mezclarse, pero cada vez, la obra blanca sobre fondo blanco se apodera de mí. Quisiera que todo estuviera revestido de yeso bien pulido, todo pulcro y blanco, la superficie helada, donde mi cuerpo deje marcado el vaho de calor. Creo que esta estilización de mis pasajes internos obedece a esta dura sentencia de la plenitud de espíritu, es peor que una perpetua doble con ensañamiento. Pero a su vez, el sufrir por la falta de sufrimiento hace que el atisbo de felicidad se anule, por que menos por más es menos igual. Que bueno, a ver si puedo dormir tranquila ahora. Viva la muerte.